EPILEPSIA

¿QUÉ ES LA EPILEPSIA?
La Epilepsia es una enfermedad crónica y recurrente que se caracteriza por descargas eléctricas originadas en el cerebro. Se considera crisis epiléptica a cada uno de los eventos de descargas hipersincrónicas cuyas manifestaciones pueden ser motoras, sensitivas, sensoriales, autonómicas, y/o psíquicas. Se puede presentar dentro de un síndrome epiléptico o ser la manifestación de una anormalidad cerebral.

¿CÓMO SE MANIFIESTA?
Las manifestaciones de la Epilepsia son múltiples y dependen del área cerebral afectada, por lo que se han ideado diferentes clasificaciones según que el compromiso sea focal (frontal, temporal, parietal, occipital) o generalizado. En el caso de la Epilepsia Focal se debe tener en cuenta la alteración o no de la conciencia y su posible generalización, así como el tiempo de la crisis y su recuperación.

CLASIFICACIÓN DE DIFERENTES TIPOS DE EPILEPSIA
Existen dos tipos de Epilepsia según la causa que la provoca:
1 ) Primarias o Ideopáticas: mayormente relacionadas con un determinado grupo de edad. En muchos casos existe una anomalía genética subyacente.
2 ) Secundarias o Sintomáticas: se dividen en:
a) Lesionales: secundarias a una lesión de distinta etiología que afecta al sistema nervioso.
b) Criptogenéticas: grupo de Epilepsias cuya etiología no corresponde a las idiopáticas y no se puede comprobar su carácter sintomático. Esto se debe a que, con los métodos de los que se dispone hasta el momento, no es posible encontrar una causa evidente; pero en un futuro podrían pasar a formar parte de las sintomáticas.
De acuerdo a su presentación clínica pueden ser:
1 ) Epilepsias Primarias Generalizadas: No presentan daño cerebral y los cambios ocurren a nivel molecular. Las crisis son de características clínicas cortas y de aparición súbita.
2 ) Epilepsias Secundarias o Focales: Corresponden a las secuelas de un daño cerebral que se convierte en un “marcapaso” donde se originan las crisis. Se debe tener en cuenta el foco, la lesión y la región, así como su propagación.
Las crisis focales: se dividen en:
a) Simples: el paciente recuerda todo el evento clínico y lo puede relatar detalladamente.
b) Complejas: la persona afectada presenta manifestaciones “extrañas” que no recuerda.
Muy frecuentemente es parte de los estados postictales (posterior a la crisis) prolongados.
c) Generalización secundaria: se presenta como una manifestación tónico-clónico generalizada
precedida de cualquiera de los fenómenos anteriores y conserva siempre su inicio parcial o focal.
Las manifestaciones clínicas incluyen fenómenos relacionados con su localización:
• Crisis Frontales: componente motor, desviación ocular, cuadro de “comportamiento bizarro” y presentación nocturna en caso de ser bifrontal. Se confunden con las primarias por su rápida
generalización.
• Crisis Temporales: se pueden dividir en dos grandes grupos: el de los fenómenos gnósicos en localizaciones hipocampales y/o amigdalares con propagación límbica, y el de las perceptivas de características sensoriales que algunas veces se confunden con ausencias.
• Crisis Parietales: el fenómeno clínico se caracteriza por fenómenos sensitivos positivos que se traducen en sensación de peso o dolor, y negativos donde se presenta un fenómeno astereognósico del hemicuerpo correspondiente.
• Crisis Occipitales: tienen un componente visual, se deben diferenciar de un cuadro migrañoso.

¿CÓMO DETECTARLA?
Los hallazgos paraclínicos, si bien no son diagnósticos de Epilepsia, pueden constituir una valiosa herramienta como elemento confirmatorio y son de utilidad en el seguimiento del paciente.
Los exámenes complementarios más utilizados son:
• Electroencefalograma (EEG): registra la actividad eléctrica cortical, recogida mediante electrodos colocados sobre el cuero cabelludo. En ocasiones se debe recurrir a la video-electroencefalografía para establecer un diagnóstico adecuado del tipo de Epilepsia, lo que permite un tratamiento racional. Consiste en un monitoreo continuo de EEG y video.
• Radiología: los diferentes exámenes que permiten estudiar la morfología cerebral -principalmente la resonancia nuclear magnética- son útiles para establecer el diagnóstico. En la actualidad, los estudios funcionales -la tomografía por e-misión de positrones (PET), la tomografía por emisión de fotón único (SPECT) y la resonancia magnética funcional- constituyen
valiosas herramientas de diagnóstico para lograr una aproximación más puntual desde la perspectiva fisiopatológica.
• Exámenes de laboratorio: orientados a determinar la presencia de condiciones sistémicas, están indicados cuando se sospecha un desorden epiléptico. Dentro del seguimiento se requiere la determinación de niveles séricos de medicamentos y exámenes de rutina para determinar la presencia de efectos colaterales del tratamiento.

TRATAMIENTO
El tratamiento de la Epilepsia debe enfocarse desde una perspectiva integral con miras a mantener y mejorar la calidad de vida del paciente. El manejo farmacológico depende básicamente del diagnóstico. No se puede iniciar un tratamiento sin tener identificado el tipo de Epilepsia, la localización y la etiología. Además se debe considerar la edad del paciente, su peso, condiciones de base, estado funcional, ocupación, horario y condición socio-económica. El tratamiento primario de las Epilepsias son los fármacos. Sin embargo, existe un 25% de casos de Epilepsia que son refractarios a los medicamentos. A este grupo de pacientes se les efectúa una investigación profunda tratando de establecer los motivos de su refractariedad. Cuando se logra delimitar con precisión el área cerebral que provoca las crisis, se puede realizar con éxito un tratamiento quirúrgico.

Fuente: www.fleni.org.ar

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